martes, 28 de enero de 2014

El lobo de Wall street

Al entrar en la sala del cine el domingo pasado esperaba ver una muy buena película de nuestro querido director Martin Scorsese, que seguramente tendría una gran dosis de violencia y un ritmo totalmente desorbitado el que a menudo marea a la vez que fascina. Sin embargo, al salir de ver El lobo de Wall street me di cuenta de por qué este señor es uno mis directores favoritos. No solo alcanzó mis expectativas sino que las superó, pero eso sí, no con creces, porque esta vez el bueno de Martin se quedó medio corto. 
 
La historia está basada en la autobiografía de Jordan Belfort, un ex corredor de bolsa quién fue condenado por fraude bursátil y lavado de dinero por la creación de una compañía de inversión un poco turbia, y ésta es bastante simple: Un joven Jordan (Di Caprio) ve como en su primer día de trabajo en Wall Street el precio de las acciones de la empresa para la cual trabaja se viene abajo, forzándolo a trabajar en una inversora de centavos. Luego de un tiempo, Jordan empieza su propia firma y junto con el crecimiento exponencial de la misma, crecen también las adicciones al sexo, las drogas y el alcohol.  


Empecemos con las cosas en las que esta película falla, siendo la primera y principal la duración. Porque ya es un trabajo de concentración muy arduo el sentarse a ver una película de 2 horas, pero 3 horas se alargan y mucho, sin importar qué tan bueno sea el director o cuántos pechos se vean en la pantalla (y creánme, se ven hasta el hartazgo). Si bien estructuralmente bien ejecutada, la obra de Scorsese peca de repetitiva en algunas partes, sin embargo ninguna escena acaba por ser densa. El otro fallo que considero bajó la calidad del producto fue la cantidad de escenas innecesarias a lo largo de la película, sobre todo sexuales y/o de fiesta. O sea, yo entiendo que el cine de este director siempre se sumerja en excesos (lo cual es muy divertido de mirar y seguramente de filmar) pero en este caso podría haberse evitado su abuso.


Por otra parte, la obra de Scorsese tiene miles de aciertos que llegan, incluso a contrarrestar estos fallos de una forma sublime. El mayor acierto del director en el film es su habilidad innata de construir personajes tanto creíbles como interesantes sin mover un pelo. Y en esto es lo que se destaca la película, tomando en cuenta que es una comedia. Van de la mano acá la dirección de Scorcese, el trabajo de los guionistas y un magnífico elenco que está a la altura de las circunstancias. Leonardo Di Caprio hace un excelente trabajo como el infame Jordan Belfort, le sigue Jonah Hill acompañándolo en un tono más cómico pero igualmente bueno y Kyle Chandler, como el detective más sexy de la ciudad. También quiero mencionar a la actriz Margot Robbie, quien no se deja intimidar por la presencia de Di caprio, como la esposa de Belfort. 

Otro punto favor es la puesta en escena, porque si bien es una película relativamente moderna está ambientada en los años noventa, y esto se nota. Era en esa época que la cocaína y otras drogas fuertes pateaban fuerte en la puerta de los EE.UU., cosa que influye mucho en la ambientación del film. Y ya que estamos hablando de excesos vertiginosos y salvajes, entra en juego acá también, el ritmo alocado y vibrante que Scorsese pone a todas sus obras, el cual no falta en esta.


Así que en síntesis, El lobo de Wall street es una película muy buena que merece la pena el visionado. Si bien tiene algunos fallos menores, vale la pena ver esta pieza del gran director Martin Scorsese sobre todo por la ambientación, los complejos y divertidos personajes (con una parte especial del señor Matthew McConaughey) y la experiencia de ver la vida de un hombre irse por el retrete en el "pequeño" lapso de 3 horas. Eso sí, planificación y almohadones antes de lanzarse a verla.