lunes, 6 de noviembre de 2017

It stains the sands red (Arenas sangrientas) - Crítica

      Cuando hablamos de películas de zombies, generalmente pensamos en la típica vaina de acción y sesos volando de la mayoría de los films del último tiempo. Pero It stains the sands red (2017) se desvía de ese camino hacia un híbrido entre terror, drama y comedia que definitivamente es un soplo de aire fresco. Ahora, ese aire fresco ¿es una brisa de verano perfumada o un fétido y denso hedor?


     La película comienza con una escenario conocido, una pareja huyendo del apocalipsis zombie hacia un lugar seguro se detienen al lado de la ruta y su auto queda atorado en la arena. Luego de un tiempo sin saber qué hacer aparece un zombie que deja como única sobreviviente a la pobre Molly (Brittany Allen) que corre hacia el desierto, y ahí es donde empieza de verdad la película. Allí ella se tendrá que enfrentar no sólo a los elementos sino a una amenaza que la sigue lentamente pero de forma constante y que no necesita descansar: el mismo zombie (Juan Riedinger) que devoró a su novio (Merwin Mondesir).

        Si bien la premisa parece simple y sin posibles sorpresas, el director y escritor Colin Minihan se las ingenia para abordar varios temas a lo largo del film, lo cual agrega subtramas interesantes y un par de interpretaciones que salen de la aparente superficialidad de la historia. Porque acá no todo lo que brilla es oro y no todo lo que camina es zombie, ya que los objetos y personajes que aparecen en cada escena se transforman en representaciones que guían la trama subyacente. Por lo que, en sí, hay dos formas de ver It stains the sand red, como una comedia de terror común y corriente, o como una comedia dramática con elementos de terror. Desde esa perspectiva, cuenta la historia de una mujer que sufre un cambio de vida en un ambiente apocalíptico.

         Si elegimos ver esta película de la última forma, es fácil en una segunda revisión encontrar cada uno de los simbolismos que se presentan tanto a través de los objetos que lleva consigo la protagonista como con el zombie que la persigue. Y ahí es donde funciona, en el desarrollo de esta trama subyacente que hace que el personaje de Molly se desarrolle en conjunción con su persecutor, quien tiene un papel crucial en ese desarrollo. Incluso podemos catalogar al zombie de personaje de tanto papel que cumple, créase o no. No obstante, algunos elementos no funcionan del todo y ciertos cambios en la dinámica entre la protagonista y el “antagonista” se producen muy rápido, lo cual termina desembocando en situaciones un poco ridículas.

         Y esto nos lleva a las contras del film, que no son pocas. En primer lugar, hay algunas escenas que terminan pareciendo muy poco verosímiles debido a la intención de seguir desarrollando esa subtrama, pero abandonando la sutilidad del primer acto en favor de una menor duración del largometraje. En segundo lugar, si bien el dúo de Molly y el zombie hacen un muy buen trabajo, más allá de algunas sobreactuaciones en lugares específicos, los demás actores son menos que decentes. Aunque esto no es demasiado problemático ya que sólo aparecen en un 10% de la película. Y finalmente, el ritmo no es constante a lo largo del largometraje y la película sufre como resultado de esto.


         En última instancia, It stains the sand red es una película que tiene ideas muy buenas pero que no se enfoca en su totalidad en dichas ideas para tener la ejecución perfecta que podría haber tenido. También, la posibilidad de un presupuesto mayor podría haberla beneficiado en gran manera, resolviendo muchos de los problemas que tiene. Y si bien tiene una ejecución medianamente buena, la historia sigue siendo todavía muy simple como para compensarla, más allá de que el desarrollo de la protagonista esté muy bien logrado.

         Definitivamente la recomendaría para fans del subgénero zombie y del terror en general, pero no es una película para todos los gustos.


6/10

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